Como bien se sabe, la crisis del COVID-19 está afectando a todos los sectores, incluyendo al mercado inmobiliario. En los últimos años se notó un registro a la alza de la compra de viviendas así como de la subida de los alquileres. Si bien, es cierto que en 2019 esta tendencia empezó a decrecer a un ritmo moderado. Según el Colegio de Registradores, se calcula que fueron adquiridas entorno a medio millón de viviendas en un proceso de compraventa realizado a través de distintas inmobiliarias en nuestro país. Al analizar el ratio de liquidez, conocido también por test ácido, observamos que posiblemente en momentos actuales se hayan contraído más deudas que ventas durante el proceso de compraventa, por lo que garantiza una menor capacidad de obtener dinero líquido en dichas inversiones, pero también es cierto, que una vez superada la crisis sanitaria actual, el pasivo circulante volverá a crecer de una forma menos proporcional a la que lo hará el Activo, aumentando la liquidez de dicho sector, favoreciendo a su vez la solvencia con respecto a terceros, lo cual lo convertirá de nuevo en un sector muy relevante en la economía española.
Es cierto que la crisis que estamos atravesando actualmente no es una crisis inmobiliaria en sí, por lo que la recuperación global de dicho sector será posible pero no en un corto plazo, ya que se estima que la demanda y los precios actuales se recuperen con un ajuste a largo plazo. También dependerá de las zonas, es decir, no afectará de igual forma en zonas rurales como en grandes capitales, donde se impulsará de nuevo la compraventa de los mismos.
Siguiendo los datos aportados por el INE, todo apunta a que habrá una pequeña recesión durante estos meses de confinamiento, estimándose entre un 15% y un 20%, pero tras superar la crisis del COVID-19 volverá a ascender, como se comentó anteriormente, en un medio e incluso en un largo plazo, entendiendo la forma de la gráfica como una W, donde empezarán a aumentar las transacciones de forma escalonada pero siempre en aumento.
Un factor clave que debería de considerarse en el sector inmobiliario tras acabar este periodo de recesión económica, sería el de lograr un apalancamiento financiero positivo, alcanzando una mayor rentabilidad económica y por lo tanto, una gran velocidad en el enriquecimiento de las empresas.
David Ruiz Expósito